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La almazara Rotalaya cuenta con una historia de casi un siglo de existencia, bajo distintas denominaciones y siempre al servicio del aceite.

Empezó como la primera fábrica de aceite de Quesada (Jaén) bajo el nombre de “San Agustín” con dos prensas de capachos de una capacidad de 8 toneladas cada una. Más tarde pasó a llamarse “San Agustín Virgen de Tíscar”, como consecuencia de la fusión de dos fábricas, contando ya con 5 prensas con una capacidad e 50 toneladas al día. El equipo humano que ha formado siempre la almazara han sido trabajadores locales con un sentimiento altivo de su trabajo, de su aceituna y de su aceite.


Años después estuvo cerrada debido a la presión de las grandes cooperativas y a principios de los 80 se volvió a poner en valor con 2 equipos continuos de molturación y una línea de limpieza.


Durante este tiempo el equipo humano también estaba formado por trabajadores de Quesada, Cazorla, Huesa, etc que sentían ese mismo sentimiento de producir un aceite de su tierra y especial por su variedad autóctona Picual.


En esta última etapa, un grupo empresarial, con experiencia de más de 40 años en producción y fabricación de aceite, toma las riendas de esta almazara.


El equipo humano y la infraestructura son actuales y adecuadas a las más exigentes medidas de calidad y control para la obtención de un aceite de primer nivel, pero con la misma sensibilidad y altivez de hace un siglo.